A veces en la vida nos encontramos con situaciones difíciles de superar; la pérdida de un trabajo, una ruptura sentimental, el divorcio o cualquier cambio significativo en nuestras vidas, puede llevarnos a sufrir unos sentimientos de desesperanza, desilusión y pérdida de interés o placer de las actividades que anteriormente nos gustaban y de las cuales disfrutábamos.

Cuando esos sentimientos de desesperanza, soledad, vacío o tristeza llegan a un continuo y forman ya parte de nosotros mismos, debemos de pedir ayuda profesional, ya que, normalmente, también van acompañados de síntomas como: pérdida o aumento del apetito, disminución de la capacidad de concentración, fatiga o pérdida de energía, insomnio o hipersomnia, o inclusive sentimientos de inutilidad o culpabilidad excesivos o inapropiados, disminución acusada del interés o de la capacidad para el placer en todas o casi todas las actividades, pérdida o aumento importante de peso o incluso pensamientos recurrentes relacionados con la muerte.

Si estos síntomas se cronifican, se padecen la mayor parte del día, provocan malestar clínicamente significativo o deterioro social, laboral o de otras áreas importantes de la actividad de al persona, es posible que la persona padezca un Trastorno de Estado de Ánimo, concretamente un Trastorno Depresivo.

Es posible que usted esté pasando por un momento vital estresante y vaya encaminado a sufrir síntomas depresivos que posteriormente pueden convertirse en un trastorno psicopatológico más grave.

Si estas situaciones le resultan familiares en usted o en alguien de su entorno cercano, es justo aquí, en este preciso momento, cuando debemos pedir ayuda y consultar con un profesional para que nos ayude a superar nuestro problema antes de que siga avanzando o cronificándose cada vez más. No espere más, podemos ayudarle.

He cometido el peor pecado que uno puede cometer, no he sido feliz. (Jorge Luis Borges)