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Abr, 2016

DESARROLLO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN NIÑOS -Consejos para practicar en casa o en la escuela-

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   Estando en la escuela de primaria y después de haber pasado multitud de pruebas de aptitud e inteligencia que se hacían por aquellos entonces para comprobar cómo eran sus alumnos, dieron unos muy buenos resultados en mi historia y en mi rendimiento académico. Años después y una vez en secundaria, esos resultados ya no importaban. Mi falta de motivación, típica de la adolescencia, estaba afectando a mis estudios y decidieron que debía verme la psicóloga del colegio. Después de un par de entrevistas con la psicóloga escolar, la conclusión expuesta a mis profesores y a mis padres fue que yo no “servía” para estudiar y que quizás un grado medio o superior sería más acorde para mi formación. Por suerte, y gracias al hincapié de mi familia para seguir con mis estudios, una licenciatura en psicología y dos másteres de especialización después, sigo estudiando y formándome para conseguir mis objetivos profesionales.

   Este breve ejemplo ha sido uno más de los cientos que nos podemos encontrar a diario en el ámbito académico. ¿Quién no ha escuchado alguna vez decir que sus hijos no están hechos para estudiar o que quizás no sirven para ello? Aunque bien es cierto que el sistema educativo español no está pasando una de sus mejores épocas, no hay que dejar de incidir en la mejora de éste.

   Es una pena que este tipo de situaciones sucedan con tanta frecuencia, por ello, en el siguiente artículo se mostrará algunas de las soluciones que se pueden optar empezando desde lo más básico: trabajar la Inteligencia Emocional (IE) en niños, es decir, trabajar y potenciar las habilidades de los más pre púberes para que puedan enfrentarse a la vida y resolver sus conflictos con éxito.

¿Qué beneficios tiene la IE en los niños?

   Diferentes estudios han demostrado que la IE es beneficiosa a la hora de establecer relaciones interpersonales con otras personas. Para conseguir la mejora de nuestras relaciones debemos darnos cuenta de cuáles son las emociones que presentan los demás y, lo más importante, aprender a manejar nuestras emociones.

   Por otro lado, también se ha demostrado que las personas con una buena IE sufren menos padecimientos de síntomas físicos y psicológicos como depresión o ansiedad social y un mayor número de estrategias de afrontamiento ante problemas cotidianos, lo que supone, en mi opinión, una interesante fuente de estudio para empezar a desarrollar la IE de los más niños para evitar problemas psicológicos futuros.

   Uno de los beneficios más importantes de la IE para la temática en la que se centra este artículo es en la mejora del rendimiento académico. Aquellos alumnos que poseen un mayor número de estrategias de IE tienen mejores resultados académicos respecto a alumnos que poseen unas escasas habilidades emocionales. Esto último puede ser debido a que sufren un mayor número de estresores ambientales y hace que se vean directamente influenciados sus resultados académicos.

¿Cómo se trabaja la IE?

   Para empezar a trabajar la Inteligencia Emocional en niños es importante enseñarles que debemos hacer un pequeño parón, tomarnos un respiro y preguntarnos sobre nuestras emociones y  pensamientos, es decir, qué pensamos y qué estamos sintiendo. A continuación, se exponen algunas de éstas basadas en el modelo de Inteligencia Emocional que proponen Mayer y Salovey:

  1. ¿Qué emociones experimentas tú y los demás?
  2. ¿Cómo estas emociones influyen en tus pensamientos?
  3. ¿Puedo describir lo que siento con palabras?
  4. ¿Cómo regulas tus emociones y la de los demás?

   Estas sencillas preguntas pueden ayudarnos, junto a otras tareas, a que los niños empiecen a desarrollar de una forma básica su IE. Son actividades fáciles de realizar en el aula o en casa con los padres. Dependiendo de la edad del grupo se puede facilitar las respuestas con ayuda de dibujos o imágenes. Por ejemplo, se le puede presentar una ficha con varios dibujos de caras con diferentes expresiones, se le pide al niño/a que describa que emoción le sugiere.

   A continuación, se propone otra sencilla tarea para practicar en el aula:

  1. Identificar la emoción en las sensaciones físicas, sentimientos y pensamientos. Saber cuáles son las diferencias entre sensación, sentimiento y pensamiento y aplicarlo en clase con ejemplos.
  2. Identificar emociones en otras personas. Por ejemplo, con el compañero de al lado deben hacer varias expresiones e identificarlas entre ellos.
  3. Discriminar entre expresiones emocionales honestas y deshonestas. Se puede trabajar igualmente con el compañero usando diferentes imágenes o dibujos para facilitar la tarea.
  4. Expresar emociones de forma adecuada. Enseñar cómo deben expresar sus emociones para que sean aceptadas socialmente.

IE en niños

   Por otro lado, no está demás enseñar a los alumnos la importancia de tener habilidades para captar, prolongar o tomar distancia de un estado emocional, tener habilidad para escuchar y reflexionar emociones, y habilidad para manejar las emociones propias y ajenas. Recordemos que el desarrollo de la IE en una edad temprana puede reducir la probabilidad de que se produzca un comportamiento violento y agresivo en el futuro.

   Lo expuesto con anterioridad ha sido solo un breve ejemplo de la importancia de la Inteligencia emocional y los beneficios que se pueden conseguir si aprendemos a desarrollarla y manejarla desde la infancia. En EEUU se aplican desde hace años programas específicos de IE en las aulas (SEL) que están dando buenos resultados con la población infante. Al fin al cabo la IE no deja de ser una serie de habilidades adaptativas que se deben aprender lo antes posible para mejorar el desarrollo del niño/a.

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