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Feb, 2019
DIFERENCIAS ENTRE DAÑO MORAL Y DAÑO PSÍQUICO
El daño moral y el daño psíquico o psicológico son conceptos habitualmente usados en la Psicología Forense en casos de accidentes de tráfico o laborales, delitos penales o con responsabilidad civil. Aunque parezcan similares, son términos distintos que bien definidos no dan lugar a dudas. Para ello, en el siguiente post presentamos las diferencias entre estos conceptos.
DAÑO PSICOLÓGICO
En el ámbito forense, según Echeburúa, De Corral y Amor[1], definen el daño psicológico en referencia a:
– LESIONES PSÍQUICAS: se producen por un delito violento o un suceso traumático, como puede ser una agresión sexual, y puede remitir, en algunos casos, con el paso del tiempo, con apoyo social o con un tratamiento psicológico adecuado. Se trata por tanto, de una alteración clínicamente significativa que afecta en mayor o menor grado la adaptación de la persona a los distintos ámbitos de su vida personal, social, familiar o laboral, perdura en el tiempo y lleva consigo la aparición de unos síntomas que traen como consecuencia problemas psicológicos (secuela) como Trastorno de Estrés de Postraumáticos, Depresión, Ansiedad, Obsesivos, etc.
– SECUELAS EMOCIONALES: se describe como la estabilización, consolidación y cronificación de los desajustes producidos por la lesión psíquica como consecuencia del suceso sufrido e interfiere negativamente en su vida cotidiana. Para ello, debe haber transcurrido un tiempo considerable desde la exposición al delito o hecho traumático, ya que los rasgos de desajuste personal, con el paso del tiempo, dan lugar a dificultades de adaptación en la víctima.
En uno y otro caso el daño psíquico es la consecuencia de un suceso negativo que desborda la capacidad de afrontamiento y de adaptación de la víctima a la nueva situación.
Por tanto, se considera que el daño psicológico es la consecuencia de un acontecimiento que afecta a la estructura vital y puede acarrear trastornos en la organización psíquica. El daño psíquico no sólo es el resultante de un acontecimiento inesperado y sorpresivo, también puede presentarse como consecuencia de un proceso de erosión lenta y persistente, que lesiona la estructura física y psíquica de la persona y puede resultar hasta más devastador, por ejemplo, sería el caso de un abuso sexual continuado o incluso en casos de bullying, puedes verlo también en nuestro post de Acoso Escolar: criterios y consecuencias; https://www.celiagonzalezmarquez.com/acoso-escolar-criterios-diagnosticos-consecuencias/.
DAÑO MORAL
El daño moral, sería un quebranto anímico, sufrimiento emocional y/o perjuicio inmaterial que afecta a la víctima como consecuencia de haber experimentado una vivencia traumática que necesariamente no ha de acarrear consecuencias dolosas de carácter patrimonial o físicas, mermando en mayor o menor medida, el desempeño de las actividades de la vida diaria trabajo, relaciones sociales, ocio, relaciones familiares que pueden verse afectadas[2].
Este tipo de daño, se asocia a estados anímicos de la persona. Así se ha estimado que el daño moral está ligado a “la angustia, frustración, impotencia, inseguridad, zozobra, ansiedad, pena, intranquilidad, desilusión, entre otros, su común denominador es el sufrimiento o la aflicción psíquica o emocional”.
En otras palabras, el daño moral sería todo aquello que la persona ha tenido y ha perdido por determinadas circunstancias y que causa angustia, impotencia, frustración, inseguridad, ansiedad, pena; en resumen, un sufrimiento psicológico elevado, pero no una psicopatología.
El daño moral también repercute en la capacidad de la persona de gozar, limitando su satisfacción y desarrollo personal.
En resumen, el daño moral y el daño psíquico, producen la afectación de la integridad personal, no obstante, actúan sobre dimensiones distintas, el primero sobre la base de la ética o moral y el segundo sobre la estabilidad psicológica.
[1] Echeburúa, E., De Corral, P. y Amor, P. J. (2004). Evaluación del daño psicológico en las víctimas de delitos violentos. Psicopatología Clínica, Legal y Forense, 4, 227-244.
[2] Arce, R., Fariña, F. y Novo, M. (2007). Evaluación del daño moral: Procedimiento para discriminar realidad y simulación. MAPFRE Medicina. 18. 33-48.